El enigma de la poesía y
el poema
Federico Nietzsche sostiene
que la Poesía surgió ante la necesidad de los hombres de comunicarse con los
dioses, porque éstos, elitistas siempre, les gusta que les hablen de una manera
especial, no como a cualquier mortal. En este mismo sentido místico Guillermo
Diaz-Plaja dice que la poesía tiene un origen celestial y sirve para devolverle
el espíritu Dios.
Abandonando un poco el plano
celestial, Baudelaire afirma que la poesía es ese admirable, ese inmortal
instinto de lo bello que nos hace considerar la tierra y sus espectáculos como
un presentimiento, como una correspondencia del cielo.
Afortunadamente esa forma
especial de lenguaje y de comunicación no se perdió cuando el mundo se
desacralizó, y quedó la Poesía entre los hombres, como el más grande símbolo de
belleza.
Pero la función de la Poesía,
complementario a su valor estético, abarca otras esferas, y en el orden más
profundo de lo humano; estas palabras de José Martí son contundentes:
¿Quién
es el ignorante que sostiene que la poesía no es necesaria a los pueblos? Hay
gentes de tan corta vista mental que creen que toda la ruta se acaba en la
cáscara. La poesía que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que
apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento,
es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues esta les
proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella les da el deseo y la
fuerza de la vida. ¿A dónde irá un pueblo de hombres que haya perdido el hábito
de pensar con fe en la significación y el alcance de sus actos? Los mejores, los
que unge la naturaleza con el sacro deseo de lo futuro, perderán en un
aniquilamiento doloroso y sordo todo estímulo para sobrellevar las fealdades
humanas; y la masa, lo vulgar, la gente de apetitos, los comunes, procrearán
sin santidad hijos vacíos; elevarán a facultades esenciales lo que debe
servirles de meros instrumentos y aturdirán con el bullicio de una prosperidad
siempre incompleta, la aflicción irremediable del alma, que sólo se complace en
lo bello y grandioso
Como estas palabras a los
puristas puede incomodarlos, porque se pretende desplazar la función de la
poesía hacia terrenos excesivamente humanos, prosaicos, caben aquí a la
perfección las palabras de T. S Eliot:
“…quiero
eliminar una objeción que podría surgir. La gente a veces desconfía de
cualquier poesía que se propone un fin determinado, de la poesía en la cual el
poeta sostiene opiniones sociales, morales, políticas o religiosas, Y tienden
más a negar que sea poesía cuando les disgustan esas opiniones, así como otros
piensan a menudo que una cosa es verdadera poesía por el simple hecho de que
expresa un punto de vista que comparten. Yo diría que el hecho de que un poeta
emplee su poesía para defender o atacar una actitud social no cuenta para
nada”.
Por su parte, los románticos,
que no conciben otra poesía que la inspirada, al decir de Díaz-Plaja,
tienen su forma particular de decir qué es poesía, es el caso de Gustavo Adolfo
Bécquer en estos archi conocidísimos versos dedicados a la mujer:
en mí pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo
preguntas?
Poesía... eres tú.
De esto se deriva, por ley de
transitividad, que el Día Mundial de la Poesía, vendría a ser entonces el
Día Mundial de la Mujer, o de la amada y esas cosas. Supongo que eso a los
poetas no ha de molestar.
Finalmente, no hay poesía sin
poema, eso no significa que sean lo mismo. No confundamos arbitrariamente
poesía con poema, pide Octavio Paz. Y dice más el mexicano: Un soneto no es un
poema, sino una forma literaria; lo es cuando ha sido tocado por la poesía. Hay
máquinas de rimar pero no de poetizar. Un poema es una obra. La poesía se
polariza, se congrega y aísla en un producto humano. El poema es
creación, es poesía erguida. Sólo en en el poema la poesía se aísla y revela
plenamente. El poema es el lugar de encuentro entre la poesía y el hombre,
sostiene Paz.
Ahora, ¿cómo surge un poema?
Hay explicaciones que van desde lo místico a lo genético, desde la suerte hasta
la habilidad. Pero la verdad es que todo ello está todavía en el misterio. Y
ese misterio, ese enigma, sirve también para ser indagado en el poema mismo,
que es lo que he querido hacer en este poema aparecido en mi libro Péndulo
de Sangre publicado por la Universidad del Valle en la colección Escala de
Jacob, por estas fechas, hace ya 10 años, y que vuelvo a compartir con ustedes:
DEL POEMA
de su tiempo y su destino,
cómo saber cuál es el signo,
la señal que lo identifica,
en qué fraguas el fuego
prueba
sus sílabas antes de ser
chispas,
quién puede adivinar siquiera
el instante preciso en que
pasa
de semilla a pájaro,
cómo estar de primero
en el lugar donde el Poema
muestra
su inflamado y repentino
vuelo,
cómo contemplarlo sin sentir
que se aleja libre,
cómo no intentar quemarnos en
su llama,
¡cómo!, si mientras estalla
vivo
nos revela que no volverá a
repetirse.
Humberto Jarrín B.
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