jueves, 25 de febrero de 2016

¿Realmente están desapareciendo los libros de papel?





Desde hace más de 20  años esta pregunta ronda la cabeza de los bibliotecarios, editores y demás profesionales interesadas en el futuro del libro. Sin embargo, con los últimos desarrollos tecnológicos, tanto en dispositivos, como en plataformas y aplicaciones, parece que nos acercamos a un terreno más estable, donde las realidades superan a las previsiones. En 20 años muchas cosas han pasado y se han podido llevar a cabo estudios más acertados acerca de cómo se lee, formatos y dispositivos.

El siguiente artículo publicado en la página de la BBC, aborda este tema con especialistas de diferentes áreas.



Si la palabra impresa se convierte en algo del pasado, esto tal vez afecte la forma en que pensamos.


BBC
Enero 25 de 2016


Cuando Peter James publicó su novela “Anfitrión” en dos disquetes en 1993, no estaba preparado para la "reacción violenta y venenosa" que vendría a continuación. Sus compañeros periodistas y escritores lo increparon y lo condenaron; un reportero incluso se fue con un computador para la playa para demostrar la ridiculez de esta nueva forma de lectura. "Yo era noticia de primera plana de muchos periódicos de todo el mundo, acusado de matar a la novela," dijo James a pop.edit.lit. Pero señala que "la novela ya estaba muriendo a un ritmo alarmante, y sin mi ayuda."
Poco después del debut de “Anfitrión”, James también lanzó una predicción: que los libros electrónicos aumentarán su popularidad una vez que lleguen a ser tan fácil y agradables de leer como los libros impresos. Lo que era una novedad en los años 90, en otras palabras, maduraría en el tiempo hasta el punto de amenazar a los libros tradicionales con su extinción. Dos décadas después, la previsión de James está a punto de hacerse realidad.


"¿Están los libros destinados a unirse definitivamente con las tabletas de arcilla y los rollos de pergamino?"

El que los libros electrónicos hayan aumentado en popularidad en los últimos años no es noticia, pero hacía dónde se dirigen y el efecto que esto tendrá en última instancia sobre la palabra impresa  es desconocido. ¿Están los libros destinados a unirse finalmente a las tabletas de arcilla, los rollos y las páginas escritas en imprenta, y sólo se verán en urnas de cristal de coleccionistas con otros elementos curiosos de un pasado distante?
Y si esto es así, ¿deberíamos preocuparnos?
Las respuestas a estas preguntas no son fáciles, gracias a la variabilidad en las tendencias de lectura electrónica y en los resultados de investigaciones sobre los efectos (si los hubiera) que la lectura digital tiene en nosotros. Lo que sí sabemos, según una encuesta realizada el año pasado por el Pew Research, es que la mitad de los adultos estadounidenses poseen ahora una tableta o lector electrónico, y que tres de cada 10 leyeron un libro electrónico en 2013. A pesar de que los libros impresos siguen siendo el más popular medio de lectura, durante la última década los e-libros han hecho un gran esfuerzo para estar en la pelea.


Determinar con precisión la aparición del primer libro digital es un reto, sobre todo porque la definición de lo que constituye un libro electrónico varía mucho entre las personas. En la década de 1970, el Proyecto Gutenberg comenzó a publicar archivos de texto electrónicos, le siguieron libros escritos en HyperCard, en los años 80 y 90, publicados por compañías como Voyager y Eastgate Systems. Luego llegaron programas y dispositivos de acceso a los primeros libros electrónicos tales como el Palm Pilot, Microsoft Reader y Sony Reader."Microsoft y los experimentos de Palm a finales del siglo comenzaron a realmente hacer pensar que los libros electrónicos eran viables, aunque no de una manera sustancial o comercial," dice Mike Shatzkin, fundador y CEO de la idea Logical Company, una empresa de consultoría ubicada en Nueva York especializada en la transformación de la publicación digital.
Sin embargo, a pesar del torbellino generado por 'Host', la novela de Jones, (dicho por algunos como la primera novela digital) en el año 1993, los editores no se preocuparon demasiado. “En 1992, hablé con los CEOs de cinco de las siete principales empresas editoriales, y todos dijeron 'Esto no nos interesa, no tiene nada que ver con nosotros. La gente nunca va a leer en una pantalla',"dice Robert Stein, fundador del Instituto para el Futuro del Libro y cofundador de Voyager y la Criterion Collection.
En 2007, con el lanzamiento del Kindle de Amazon, la actitud cambió bruscamente. Casi inmediatamente, el dispositivo comenzó a causar escozor en la industria editorial. "Amazon tenía el poder para ir a los editores y decirles, 'Esto es serio. Queremos sus libros,' "dice Shatzkin. "Y porque Amazon es Amazon, a quien no le importaba tanto las utilidades de cada unidad vendida, como hacerse a la fidelidad de por vida del cliente, por lo que estaban dispuestos a vender sus libros electrónicos más barato."
De 2008 a 2010 las ventas de libros electrónicos se dispararon, saltando hasta 1,260%, informó el New York Times. Para echarle más leña al fuego de libros electrónicos, Nook debutó, al igual que el iPad, el cual fue lanzado al mismo tiempo que la tienda iBooks. "En ese momento, la industria editorial había perdido toda su capacidad  para recuperar la iniciativa", dice Stein. En 2011, mientras Borders Books se declaraba en quiebra, la popularidad de los libros electrónicos siguió aumentando de manera constante - aunque no de forma exponencial, como se puede ver ahora. 


"Las ventas de libros electrónicos, las cuales constituyen cerca de un 20% de mercado de libros, se han quedado quietas."
Durante los dos últimos años, ha habido un cambio. De acuerdo con la Asociación Americana de Editores, las ventas de libros electrónicos, que constituyen alrededor del 20% del mercado de compra de libros, han tocado techo, y los datos más recientes del Pew, recogidos en marzo y abril de este año, también corroboran el hecho de que los lectores de libros electrónicos se han mantenido en el último año. Es más, el Times indica que los primeros meses de 2015 en realidad se produjo un descenso en el número de libros electrónicos vendidos (Datos de Pew, sin embargo, también muestran que el número de estadounidenses que leen al menos un libro impreso bajó del 69 al 63% de 2014 a 2015) ". Los editores han respirado con algo de alivio, diciendo 'Uf, la mitad de nuestro mercado no le gusta leer en pantallas ' ", dice Stein."El problema es que están leyendo la realidad de forma incorrecta."
Si bien nadie puede decir con certeza lo que depara el futuro para los libros en papel, Stein cree que lo que es una meseta  ahora, en algún momento, se volverá una pendiente pronunciada. "Estamos en un período de transición", dice. “Las facilidades de lectura en pantallas mejorarán de forma amplia y continua, ofreciendo a las personas una razón de peso para cambiar por las pantallas”.
Stein imagina, por ejemplo, que la forma futura de los libros pueden ser desarrolladas no por los editores convencionales, sino por la industria del videogame. Él además prevé que la distinción entre el escritor y el lector será borrosa ya que la experiencia de lectura será muy social, una lectura en la que los autores y los consumidores pueden interactuar digitalmente con otros para discutir cualquier pasaje, frase o línea. De hecho, su último proyecto, libro social, permite a los miembros insertar comentarios directamente en los textos de libros digitales y ya es utilizado por maestros en varias escuelas y universidades para estimular discusiones. "Para mis nietos, la idea de que la lectura es algo que se hace individualmente parecerá arcano," dice. "¿Por qué quieres leer sólo si se puede tener acceso a las ideas de otros que conoces y en quienes confías o a los puntos de vista de personas de todo el mundo?"

"Tal como la imprenta de madera, la películas procesadas a mano y el tejido popular tal vez asuman un valor artesanal o estético"


El libro como tal, sin embargo, es probable que no desaparezca por completo, al menos no en el corto plazo. Al igual que la impresión en madera, las películas procesadas a mano y el tejido popular, las páginas impresas pueden asumir un valor artesanal o estético. Libros pensados no para leer, sino para mirar - catálogos de arte o colecciones para adornar una mesa de centro - probablemente se mantendrá en forma impresa por más tiempo. "Lo impreso existirá, pero será en un concepto diferente y será de interés para un público muy limitado, al igual que la poesía hoy en día", dice Stein. "Sin embargo, el locus del discurso intelectual va a alejarse del mundo impreso."
"Creo que el libro impreso sólo para lectura corriente, en 10 años a partir de ahora, será inusual", añade Shatzkin. “No tan inusual como para que un niño diga, 'Mami, ¿qué es eso?' pero lo suficientemente como para que en el tren vea a una o dos personas leyendo algo impreso, mientras todos los demás está leyendo en algún dispositivo electrónico ".
Shatzkin cree, sin embargo, que la desaparición eventual y total de lo impreso "es inevitable", aunque tal día no llegará hasta dentro de unos 50 o 100 años más. "Va a ser cada vez más y más difícil entender por qué alguien quiera imprimir algo que es pesado, difícil de transportar y no adaptable", dice. "Creo que llegará un punto en el que la impresión simplemente no tendrá mucho sentido. Francamente, llegué a ese punto hace años con libros que usted acaba de leer ".
Mientras que algunos pueden llorar por la pérdida estética del libro impreso, ¿hay algún otro riesgo de perder algo, al desaparecer la impresión por completo? Algunas investigaciones indican que no hay motivo de preocupación.


"La lectura electrónica puede impactar negativamente la forma en que el cerebro responde al texto"
"La realidad es que hay una gran expectativa por que el libro podría desaparecer", dice Maryanne Wolf, directora del Centro para la Investigación de la Lectura y del Lenguaje en la Universidad de Tufts, en Massachusetts, y autora del libro Proust y el calamar: la historia y la ciencia del cerebro lector. "Pero la gente como yo, tenemos buenas razones para esperar que eso no sea verdad, por el bien de los lectores."
De acuerdo con los resultados de investigaciones de Wolf y de otros, la lectura electrónica puede afectar negativamente la forma en que el cerebro responde al texto, incluyendo la comprensión de la lectura, el enfoque y la capacidad de mantener la atención a ciertos detalles como la trama y la secuencia de los acontecimientos. Las investigaciones parecen indicar que la lectura en medios impresos cae en una clase de lectura (la más absorbente) y que la lectura del texto en línea cae en el otro extremo (el más distractivo). Lectura en Kindle parece situarse en algún punto intermedio. "Mucha gente está preocupada por que nuestra capacidad de meternos en una historia está cambiando", dice Wolf. “mi preocupación es que tal vez tendremos un cerebro de lectura superficial, excelente para la recopilación de información, pero no necesariamente para el análisis crítico y profundo como habilidades de lectura.”
Este campo, sin embargo, apenas se empieza a explorar, y las conclusiones sobre los impactos negativos de la lectura electrónica están lejos de aparecer cinceladas en piedra. De hecho, algunos estudios han producido resultados opuestos, diciendo que la lectura electrónica no tiene impacto en la comprensión o que puede incluso mejorarla, especialmente para lectores con dislexia .
Los resultados también son contradictorios sobre la forma en que la lectura digital afecta a los niños . Los libros infantiles ilustrados electrónicos a menudo incluyen mejoras, tales como movimiento, música y sonido. Sin embargo, el efecto que estas mejoras tienen en la lectura varía dependiendo de la forma en que se realizan. “Si se hace bien, pueden convertirse en una especie de guía para los niños", dice Adriana Bus, profesor de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, quien lleva a cabo investigaciones sobre la lectura, y los problemas asociados a ella.
En varios experimentos llevados a cabo con más de 400 niños de kinder, Bus y sus colegas encontraron que los niños que leen libros electrónicos animados entendieron mejor la historia y aprendieron más vocabulario que aquellos que leyeron en los estáticos. "Para los niños pequeños, el lenguaje escrito es a menudo difícil, pero imágenes animadas puede ayudar a comprender las partes más difíciles del texto," dice ella.   
Sin embargo, sobre las preocupaciones acerca de los cambio en que comprendemos la palabra escrita e interactuamos debido a los libros electrónicos, Wolf señala que "Nunca antes habíamos tenido una democratización del conocimiento como esta." Si bien demasiado tiempo usando dispositivos podría significar problemas para los niños y adultos en lugares como Europa y los EE.UU., para los que están en los países en desarrollo, puede ser un regalo del cielo, dice Wolf - "el más importante mecanismo para lograr la plena alfabetización ."  



A la luz de esto, ella espera que sigamos manteniendo una sociedad "bi-alfabetizada", una que valore tanto la palabra digital como la impresa. El reciente aumento en el número de librerías independientes, al menos en los EE.UU., le da esperanza de que otros, también, están reconociendo el valor del texto impreso.
"Un circuito cerebral completo de lectura es una de las contribuciones más importantes para el desarrollo intelectual de nuestra especie", dice ella. "Cualquier cosa que amenace esto, debería ser un asunto de gran cuidado y control."





viernes, 19 de febrero de 2016

Las nuevas bibliotecas ya no son iglesias

Mejor título no le hubieran podido poner a este artículo publicado en la versión digital de el diario El País, de España. Para los que consideramos las Bibliotecas como espacios vivos, abiertos, dinámicos; llenos de oportunidades para el aprendizaje, la cultura y el goce estético, ese concepto anquilosado de ‘Templo del Conocimiento‘ o ‘Casa del Saber‘  debe replantearse.

Aunque el artículo se enfoca en una Biblioteca pública, la filosofía de biblioteca abierta, como espacio de interacción y de creación de contenido, aplica para todo tipo de centro de información. Las Bibliotecas académicas tenemos mucho que aprender de estas experiencias. Sea que nos llamemos CRAI, como en España, o Learning Commons como en Estados Unidos, o que sigamos usando la entrañable palabra Biblioteca, debemos enfocar la prestación de servicios y recursos en estos nuevos contextos. 


Compartimos con nuestros lectores este artículo donde se cuenta la experiencia de una Biblioteca de un país tan avanzado como Finlandia. No debemos olvidar que los países del norte de Europa son considerados los más avanzados en temas de educación, donde las Bibliotecas tienen una altísima valoración social y cultural.




Las nuevas bibliotecas ya no son iglesias


 Madrid 14 JUN 2015 - 00:19 CEST


Atrás quedaron los tiempos en que a las Bibliotecas se entraba con reverencia y hasta con temor por que en el imaginario colectivo y de las autoridades considerarlas un "templo del conocimiento y la sabiduría". Y no es que no sigamos siendo el espacio donde se guarda y se obtiene un , sino que las formas de acceder a ese conocimiento han cambiado al igual que la manera en que las personas perciben los servicios en todos los aspectos. 



En la Biblioteca 10 de Helsinki se puede leer en una hamaca, hacer negocios, coser a máquina, bailar, digitalizar formatos decadentes como casetes y cintas de VHS, tocar la guitarra o echar una siesta. Se puede casi cualquier cosa que jamás habría pensado hacer en una biblioteca. Se puede porque su director, Kari Lämsä, pensó que en el nuevo mundo hay poco espacio para las viejas bibliotecas y mucho para las aventureras: “Tenemos que redefinir el papel que desempeñamos. Tenemos que ayudar a la gente, ser amigables, a veces somos demasiado formales y oficiales. Tenemos que decidir junto a los usuarios que materiales adquirimos y que necesitan. Yo no veo la biblioteca como una sala de estar sino como una cocina, donde cada uno trae ingredientes y cada día sale un menú distinto”. Ellos han dicho definitivamente adiós al almacén de libros.




Finlandia. Un país de lectores. Tiene unos 5,5 millones de habitantes y una biblioteca pública, al menos, en cada uno de sus 836 municipios. En Helsinki, la capital, residen 600.000 personas, que tienen a su disposición 36 bibliotecas.
Estados Unidos. Hay una red de más de 9.000 bibliotecas públicas —suben hasta 119.000 si se agregan escolares, académicas, militares y gubernamentales— para atender un gigante de 319 millones de habitantes. En California, donde está ubicada San José (un millón de habitantes), se contabilizan 181 bibliotecas públicas. 
Alemania. Con 82 millones de habitantes (en Wuerzburg, localidad bávara, viven 130.000 habitantes), el país tiene 7.875 bibliotecas públicas. 
España. Existen 4.771 bibliotecas públicas (53 estatales, 70 autonómicas y las restantes, municipales) para una población de 46 millones de habitantes.

Lämsä conoce el negocio tradicional: empezó colocando libros en los estantes. Pero lo que ha centrado la atención sobre él es que ha atisbado el futuro. “Teníamos que cambiar la idea de la biblioteca como un espacio pasivo. En lugar de diseñar un espacio para acceder a contenidos, hemos creado un espacio para crear contenidos”, explica poco antes de exponer el modelo de la Biblioteca 10 a medio centenar de bibliotecarios iberoamericanos, que han participado en READIMAGINE, el seminario organizado por Casa del Lector en Matadero, en Madrid, con el respaldo de la Fundación Bill y Melinda Gates, para abordar proyectos de innovación digital relacionados con la lectura y los libros.
El éxito de Lämsä puede medirse: reciben 2.000 usuarios al día en una ciudad con 600.000 habitantes y 36 bibliotecas. La mitad de sus usuarios tienen entre 25 y 35 años. El sueño de cualquier bibliotecario, que observa cómo los grandes lectores que son los niños huyen al crecer. “Es una preocupación de casi todas las bibliotecas, que ven cómo los niños dejan de ir a ellas cuando llegan a la adolescencia”, apunta Luis González, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.
Lämsa, sin embargo, ha logrado atraer a esa franja refractaria a un espacio asociado al silencio. Lo que ha demostrado el director es que sólo rechazan el modelo tradicional. “El 75% de los usuarios vienen para otras cosas distintas al préstamo de materiales. Hemos logrado atraer a nuevos perfiles como trabajadores autónomos, artistas o artesanos”.


En esta década de vida han obtenido varios reconocimientos. EL definitivo ha sido el espaldarazo de el gobierno de Finlandia, que abrirá en 2018 la nueva Biblioteca Nacional siguiendo su modelo, tras una inversión de cien millones de euros. Kari Lämsä es uno de los 20 bibliotecarios emergentes elegidos por la Fundación Bill y Melinda Gates dentro de su programa de líderes globales. En esa lista exquisita de visionarios que ya han llevado la teoría a la práctica, figuran también la alemana Anja Flicker y Jill Bourne, considerada una de las 100 mujeres más influyentes de Silicon Valley.
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Bourne dirige desde 2013 la biblioteca pública de San José, la décima ciudad de Estados Unidos, donde se ubica la famosa tecnópolis. En menos de dos años ha logrado convencer a los políticos para que aumenten los fondos municipales para la institución y a las compañías para que aporten —gratis— su conocimiento. “Las tecnológicas reinvierten en innovación y desarrollo, no se dedican a regalar dinero, pero nosotros tenemos una reputación y una confianza del público que nos da valor añadido”.
Después de que ingenieros de eBay desarrollasen gratis una aplicación para la biblioteca, nuevas corporaciones como Microsoft, PayPal o Google están negociando algún tipo de colaboración. “El reconocimiento de la biblioteca pública es un reconocimiento del valor del conocimiento. Hay que hacer ver a los políticos que son esenciales”, defiende Bourne, que logró que en junio de 2014 se aprobase un impuesto finalista, sufragado por propietarios inmobiliarios, para financiar la biblioteca de San José.
La revolución de Anja Flicker, al frente de la biblioteca pública de Wuerzburg (Alemania) desde 2010, fue de otra índole. Logró que sus 40 empleados, en los que abundaba un perfil de veteranos desinteresados hacia la cultura digital, afrontasen una inmersión paulatina que ha resultado ejemplar. “No podíamos dejar a nadie atrás. Ha sido un proceso duro y lento, pero no tiene marcha atrás. Como bibliotecarios hemos de ser capaces de formar a nuestros usuarios en tecnologías y antes había que preparar al equipo”, contó Flicker, que recurre a un verso de Hilde Domin, una poeta huida del nazismo, para resumir su filosofía: “Puse el pie en el aire, y él me sostenía”.

lunes, 15 de febrero de 2016

Hacia una Antropología de los lectores

Hacia una antropología de los lectores 


Si no se tienen estudios serios, abordados desde las diferentes áreas de las ciencias sociales y nos quedamos solamente con los datos que nos arrojan las plataformas electrónicas, será difícil entender las formas actuales de aproximarnos a la lectura. Decir que los índices de lectura han aumentado por que hay más equipos conectados o por que la interacción en redes sociales  es cada vez más activa, es una visión corta. Por eso esta investigación cualitativa, editada por Fundación Telefónica, analiza un amplio espectro del fenómeno para aproximarnos a la verdad. El estudio analiza cómo se lee desde las plataformas y dispositivos, junto a los cambios que experimentan las bibliotecas e igualmente, el creciente número de salas de lectura, clubes de lectura y ferias del libro.

Encuentro con el autor y su obra. Programa de la Biblioteca y el Departamento de Lenguaje para promocionar la lectura.





Esta investigación aborda el cómo se lee, tanto jóvenes como adultos, de diferentes niveles educativos, en qué lugares o espacios, individual o en grupo, por redes sociales o en clase, nos indica de qué forma y el propósito por el cual se llega a la lectura. Un estudio amplio y serio que nos ayuda entender cuál es la trascendencia actual de la práctica de la lectura.

Para descargar el informe completo haz CLIC aquí:
Descripción:

Si bajan las cifras de ventas de libros y periódicos, ¿significa que se lee menos? A diferencia de la mayoría de encuestas que indagan sólo la lectura en papel, se estudian aquí también los nuevos modos de leer —en computadoras, tabletas y teléfonos móviles— junto a los cambios de las bibliotecas, la expansión de salas de lectura, libroclubes y ferias de libros.
Esta investigación cualitativa, editada por Fundación Telefónica, sobre cómo leen jóvenes y adultos de distintas generaciones y niveles educativos, en las escuelas, en casa o en el transporte, individualmente o en grupos, muestra los muchos propósitos por los cuales se llega a la lectura; al explorar no cuánto se lee sino cuándo y cómo se lee, se vuelven visibles las transformaciones de esta práctica.

viernes, 5 de febrero de 2016

Autopréstamo de equipos en tu Biblioteca


EL SOFTWARE DE AUTOPRÉSTAmo DE LA BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE OCCIDENTE


Por: Daniela Mainguez Bermúdez.
Estudiante de Comunicación Social - Periodismo
3er. Semestre

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L
a universidad Autónoma de occidente ha implementado en su Biblioteca un nuevo software que permite a los estudiantes preste un computador de manera autónoma. Este novedoso hecho fue inaugurado el 1 de febrero de 2016. El software se desarrolló para facilitar a los estudiantes obtener un computador de una manera más práctica, sin necesidad de presentar su carnet.


El  software, según el  Director de la biblioteca, Hugo Alberto Gallo Machado “ya existía pero con la remodelación de equipos que hubo en la universidad se tuvo que suspender por incompatibilidad, pero ahora que ya están los nuevos computadores  se pudo implementar plenamente. El software funciona de la mejor manera y está cumpliendo con las expectativas de la universidad.”

El autopréstamo se realiza ingresando al software su usuario y su contraseña, continua seleccionando el tiempo y computador en el que desea ubicar, automáticamente ya se valida tal computador para su uso.












El software fue desarrollado por el área de Cómputo de la Universidad, bajo las directrices de la Biblioteca y teniendo en cuenta las demandas de los usuarios.

Los estudiantes de la universidad están muy conformes con la innovación de la Biblioteca. Así lo manifestó Yeltsin Solís Paz, estudiante de 6° semestre de ingeniería industrial de la universidad. “Es de los mejores desarrollos tecnológicos en los que ha invertido la universidad, además que es un sistema más rápido y eficaz.”

Diego Mauricio Peláez, Auxiliar de referencia afirmó que “tanto para los estudiantes y tanto para ellos, el software de autopréstamo ha sido un practico desarrollo tecnológico ya que les permite moverse de su módulo de trabajo para prestar un mejor servicio en las diferentes actividades que se presentan en la Biblioteca.”


“La universidad Autónoma de Occidente invierte aproximadamente $400.000.000 para brindarles mejores servicios tecnológicos y académicos a los estudiantes y profesores” según lo afirmo Mayra Vallejo, Coordinadora del área de Servicios al Público de la Biblioteca.