El mundo de la investigación y la difusión de las ciencias siempre será un mundo hermético y difícil de acceder. Sin embargo, se suponía que con las múltiples posibilidades de Internet, el acceso a la información científica iba a explotar y casi cualquier persona accedería a ella sin ningún problema y de manera gratuita, posibilitando un crecimiento exponencial de la ciencia y el desarrollo de la humanidad. Pero esto no ha pasado. Pese a que cada vez existen más plataformas para el acceso abierto, la ciencia dura y la investigación de punta, sigue siendo un secreto para élites, difícil y muy costoso de acceder.
Hoy queremos compartir este artículo sobre Sci-Hub, un recurso aparecido recientemente y que ha levantado gran polvareda debido a que ofrece gratuitamente contenidos académicos de alta calidad. Esto, por supuesto, viola los derechos de autor, algo tan validado, pero a la vez criticado en el mundo del acceso a información, pero que para muchos restringe el desarrollo de los países menos favorecidos.
El debate está y seguirá abierto por mucho rato, con o sin Sci-hub.
Sci-Hub: qué es y por qué es importante
Los elementos
esenciales de una controversia sobre el acceso abierto.
Tomado de American libraries magazine
Sci-Hub es un sitio web que provee
acceso gratuito a más de 48 millones de artículos de investigación académica en
línea a cualquier persona. Sin
embargo, muchos, si no la mayoría de estos artículos están todavía protegidos
por los derechos de autor y por lo tanto su acceso debería ser a través de un pago.
La casa editorial Elsevier
afirmó que estan perdiendo cientos de miles de dólares por cada uno de sus artículos
pirateados en el sitio y presentó una demandó para que se cerrara. Por estas razones, el juez Robert W. Sweet,
del Distrito Sur de Nueva York ordenó a Sci-Hub.org cerrar sus operaciones en
octubre de 2015.
Pero ese no es el
final de la historia.
Las controversias
en torno a Sci-Hub toca algunos temas candentes del mundo bibliotecario que van
desde el acceso abierto y el derechos de autor hasta la frustración por
los altos precios de las publicaciones y el apoyo a los que, de otra manera, no podrían
acceder. Este artículo establece múltiples perspectivas sobre dichos temas y
proporciona formas en que los bibliotecarios puedan informarse y participar.
¿Cómo nació Sci-Hub?
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| Costos de un artículo científico de Nature |
Citando estos argumentos,
Sci-Hub no cumplió con la orden judicial de Sweet, eligiendo en su lugar continuar
las operaciones a través de un nuevo dominio web. (Al cierre de esta edición, el sitio aparece
en sci-hub.bz, pero puede moverse de nuevo.) Desde entonces Elsevier ha
presentado otra demanda legal que solicita una vez más que cesen las
operaciones de Sci-Hub. Este
esfuerzo también es probable que no funcione. El
paradero actual de Elbakyan es desconocido; aunque
se cree que está en Rusia. En
cualquier caso, está fuera del alcance de los tribunales de Estados Unidos. Las sanciones legales contra Sci-Hub
serán difíciles de cumplir, lo que resulta en un juego legal de golpeo y me
escondo, en tanto que el sitio lo más probable es que aparezca en otro lugar
cada vez que los jueces golpeen su martillo.
Aunque Sci-Hub
comparte el mismo objetivo que los defensores del acceso abierto (permitir el acceso en línea a artículos académicos
disponibles para cualquier persona) los medios son muy diferentes. Artículos de
acceso abierto están disponibles en muchas plataformas de editores, incluyendo
Elsevier. Esos artículos están
libremente disponibles directamente a través de los sitios web de los editores,
en lugar de a través de agregadores, como es el caso de Sci-Hub. Sci-Hub, el
cual es un servicio de descubrimiento extremadamente controversial, no un
editor.
¿Cómo funciona Sci-Hub?
Sci-Hub utiliza las
credenciales de inicio de sesión (un nombre de usuario y contraseña) proveídas
por las bibliotecas de numerosas instituciones académicas con el fin de acceder
a los servidores protegidos donde se almacenan artículos con derechos de autor. Estas credenciales están disponibles sólo para los miembros autorizados de
las comunidades universitarias. De
acuerdo con Sci-Hub, la gente de todo el mundo han donado voluntariamente sus
credenciales de inicio de sesión con el fin de poner todos los artículos científicos
como si fueran de libre acceso. Aunque
algunos usuarios probablemente han donado sus credenciales, es poco probable
que Sci-Hub las obtenga todas de esta manera. Documentos que Elsevier
entregó a la corte demostraron que
Sci-Hub obtuvo inicios de sesión institucionales en PayPal, por ejemplo, Eduardo
Sánchez, director de tecnología de la información de la biblioteca de la
Universidad de Marquette en Milwaukee, también ha documentado cómo Sci-Hub
utiliza campañas de “phishing” a través de las cuales individuos se hacen pasar
por representantes autorizado de las Bibliotecas para robar las credenciales
universitarias. La conclusión más
plausible es que Sci-Hub ha obtenido las credenciales a través de una
combinación de donaciones y otros medios no tan santos.
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| Países donde más se usa Sci-Hub |
Y así sucesivamente, hasta llegar a 48 millones de artículos.
¿Qué significa Sci-Hub?
Donde tu te pares
dependerá de dónde te sientas, en la vida como con Sci-Hub.
"Elbakyan
misma admite infracciones al copyright", señala M. Lui Simpson, Director Ejecutivo
de derechos de autor y representante comercial de la Asociación de Editores
Americanos (AAP). (Elbakyan ha justificado sus acciones en una carta a Sweet y en
muchas otras ocasiones, pero no hay duda de que están fuera de la ley). Para
Simpson, este es un caso claro y masivo de piratería.
El colega de Simpson,
Jhon Tagler, vicepresidente de publicaciones académicas de AAP, señala que muchos
editores proveen acceso a artículos de revistas de forma gratuita o a bajo
costo. Por ejemplo, la iniciativa
Research4Life (research4life.org) ofrece "acceso a la investigación en el
mundo en desarrollo", sobre una amplia variedad de temas.
Angela Cochran,
directora de las revistas de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles
(ASCE), nos entrega la perspectiva de una editorial académica. Cochran señala que editoriales como
Elsevier, que tuvo un margen de utilidad del 34% en el 2014, de acuerdo con el Financial
Times, no abarcan
toda la industria de la publicación académica. Elsevier publica más de 2.000 revistas
y tiene ingresos totales por más de $ 2 mil millones; ASCE publica 35 revistas y utiliza los
ingresos por suscripciones para financiar las actividades clave de su asociación,
tales como conferencias. Y los
miembros de ASCE no están pidiendo acceso abierto. Las necesidades de las distintas
comunidades de investigación son distintas, lo cual requiere diferentes modelos
de negocio. Una mezcla de
suscripción y modelos de acceso abierto es el futuro más probable, pero la
retórica que a menudo rodea este tema genera más calor que luz. Según Cochran,
"Esta insistencia en que todos los editores son malos y debe ser derrumbados
a toda costa no está ayudando realmente a que la conversación avance ".
Mike Taylor, un
ingeniero de software de la compañía Index Data y defensor del acceso abierto,
aprecia las contribuciones de los editores académicos. Los editores coordinan el proceso de
revisión que evalúa los artículos, organizan los artículos para su fácil lectura
y los hacen fácilmente recuperables en línea. Dicho
esto, el hecho de que los editores académicos conserven los derechos de autor y
con ellos los términos de distribución sobre esos artículos, conduce
inevitablemente a soluciones como Sci-Hub. "¿Por
qué deben controlar los editores todo esto?", Se pregunta Taylor. "Por qué son proveedores de
servicios." A pesar de que tiene sus reservas sobre los métodos de
Sci-Hub, cree que, en general, Sci-Hub es un hecho positivo, ya que aumenta el
acceso a los resultados de la investigación.
Kevin Smith,
director de la Oficina de Derechos de Autor y de la Comunicación Científica de
la Universidad de Duke y recién nombrado Decano de bibliotecas de la
Universidad de Kansas, también se enfoca en los derechos de autor. Smith se basa en la distinción legal
entre las cosas que están prohibidas porque son malas en sí mismos, como el
asesinato (malum in se), y las
que son ilegales sólo porque hemos elegido prohibirlas (malum prohibitum). Cualquier
violación de derechos de autor es prohibitum malum porque los términos de los derechos de
autor siempre podrán ser diferentes. En
opinión de Smith, el marco actual de los derechos de autor es
"excesivamente protector" de los intereses de los proveedores de
contenidos, como los editores. Los editores tienen un interés legítimo y válido
de derechos de autor, pero el balance de intereses entre los editores y los
consumidores podrían ser diferente.
Aquí es donde los
bibliotecarios podrían marcar la diferencia a través de la sensibilización para
repensar la ley de derechos de autor en la era digital. En un reciente artículo escrito para
College and research Libraries News, Sánchez
y Carrie Russell, director del programa de Acceso a la Información Pública, de
la ALA, ofreció varias sugerencias. Estas
incluyen campañas educativas sobre el acceso abierto y las licencias abiertas,
así como la reasignación de recursos para el desarrollo de colecciones, hacia
los productos que facilitan un ecosistema más abierto.
Otra opción, señala
Barbara Fister, bibliotecaria de Gustavus Adolphus College en St. Peter,
Minnesota, es que los bibliotecarios se convierten en editores. The Libary Publishing Coalition constituye un esfuerzo en esta dirección. Lanzada en 2014, la Coalición agrupa ahora
un total de 61 colegios o universidades "dedicadas al avacne en el campo
de las bibliotecas editoras." The Lever
Press, un recién formado consorcio de
bibliotecas de las universidades de artes liberales, ofrece un ejemplo de un
esfuerzo editorial bibliotecario. Una
vez que se establezca, The Lever pondrá todo su trabajo disponible a través de
acceso abierto.
A medida que estas
diversas perspectivas aparecen, es evidente que estamos en un momento de
efervescencia con respecto a la evolución de la publicación académica. Por lo menos, Sci-Hub ha acelerado la
velocidad y el vigor de esta conversación.
MARCUS BANKS Es jefe en Blaisdell Medical Library de la Universidad de California, Davis.
